Todos hemos escuchado alguna vez que la dedicación y el esfuerzo son la clave del éxito de un negocio, y la idea es solo secundaria. Sin embargo, ¿por qué dedicar horas incansables a una idea que no es buena? La idea, a fin de cuentas, es la semilla, y sin una buena semilla el árbol puede nacer torcido, o incluso no germinar del todo.
El emprendedor de un startup tiene que meterse en la cabeza que la demanda va a ser TODO; sin demanda de su producto o servicio, lo más probable es que el negocio no vaya a funcionar. Así de simple.
La mejor manera de empezar a dar primeros pasos es validar la idea. Empezar un negocio sin haber validado la idea de previo va a generar más dolores de cabeza de la cuenta e incluso un gasto considerable de dinero, o peor aún, pérdida del recurso más valioso para un emprendedor: el tiempo.
¿Cómo empezar a validar?
Lo primero es preguntarse: ¿qué problema estoy resolviendo? No se preocupe por la solución aún, enfóquese en el problema y entiéndalo bien. Escriba este problema de la manera más sencilla posible, ojalá en una sola oración. Si lo logró, va por buen camino.
Una vez que haya identificado el problema, identifique quiénes son las personas que perciben ese problema. ¿Es importante para ellos buscar una solución? ¿La han buscado? Conozca cómo lo han intentado solucionar sus competidores y en qué manera se distingue su solución con respecto a las demás.
Busque a su gente
Acérquese a otras personas. Cuéntele a sus conocidos, a familiares, o incluso a otros emprendedores sobre su idea. La retroalimentación es importante para ajustar su idea. Después, acérquese a potenciales clientes y pregúnteles sobre cómo solucionan el problema que usted está intentando resolverles. Enséñeles lo que tenga que mostrar o póngalos a usar de previo algún prototipo de la solución. Tome nota y sea perceptivo.
Recuerde que si no existe ninguna solución en el mercado no siempre es una buena señal. Puede que ya alguien lo haya pensado antes, pero luego de hacer validación se dio cuenta que no existe demanda para una solución similar.
Aproveche para consultarle a sus posibles clientes sobre cuál es la solución ideal que desearían tener. Si el problema existe, es probable que ya muchos hayan buscado soluciones (tal vez no mejores que la suya, pero soluciones a fin de cuentas). Muchos ya deben tener retroalimentación valiosa y hasta pueden definirle cómo crear la solución que más se ajusta a sus necesidades.
Recuerde en todo momento: la idea es solo el comienzo y todavía no vale nada hasta haberla ejecutado. Con tener una semilla fortalecida, es probable que los frutos sean aún mejores. Ahora, ¡póngase a trabajar!
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